jueves, 26 de mayo de 2011

Letargo SEIS

     EL DIA EN QUE LA SEPTIMA GULA DERROTO AL PECADO Nº 13


   En un pequeño, húmedo y frío dato de su existencia,
bajo estatus del informe a cometer,
y sellado a cal y canto en una situación blasfema,
   Grosella preparaba un contraultimatun en silencio.
   Concentrada en el abismo de su ser, concentrada en la sospecha,
permitía de buen grado el haberse realizado como cualquier tipo de las clases inferiores.
   Pacientemente resguardada, equilibrada y acostándose con la tangente,
practicaba uno de los antiguos métodos faciales mientras representaba la historia,
tan cuidadosamente equilibrada como sus maneras permitían,
tan pulcramente acaudalada como los destinos sugerían.
   Grosella  mostrabase exultante, divina,
yuxtapuesta a la ironía de aquel fatal desenlace,
ridiculamente emancipada y, por fin,
exasperada y gorda y, además, lentejuelada.
   Era su séptimo aniversario y no podía permitir la sensación sociable.
   La nave lucía un camuflaje de última moda y pronto llegaría a su destino.
Sí, pronto acabaría la espera, pronto todo concluiría y podría regresar a casa.
Era un hecho. Estaba convencida. No podía ser de otra manera.
No había camino alternativo.
   ¿Sería placer?...
   ¿Sería cantidad?...
   O, por el contrario, solamente cualidad?


   Kruddo, con su único y amarillento ojo, desenvolvió todos los paquetes de regalo.
   El era el más capacitado para la taréa,
pues era el único que disfrutaba de un diploma acreditativo para ello.
Aún así, tuvimos que sellar varios compartimentos de las cubiertas del ala de babor.
   Sin embargo, pudimos comprobar que muchos de los paquetes habían sido ya abiertos por algún otro ojo*.
   Es más: Algún otro ojo... desconocido¡ Y no precisamente amarillento¡¡ Las pruebas eran irrefutables.
   Eso significaba que algúien de los que viajabamos en la nave cobraba de dos diferentes facciones.
   Y, por supuesto, que su paga sería más sustanciosa que la nuestra,
lo que no admitiríamos bajo ninguna circunstancia.
                

                     Apartado Veintitres.
                     Introducción breve a la Inmaculatta.
                     Párrafo integrado.
                     Versículo equidistante, y
                     sofisticación de las penurias.

       

   De regreso a casa, bajo la Tercera Era de la Pera dominando,
sufrimos un colapso en el flujo de la Makhinna 3.
   Inmediatamente, la cantidad de aletrones regenerados se vió envuelta en un descenso intermitente que dió lugar al, por entonces ya famoso, Entretiempo Siberiado.
        Horrible¡
        Aquello era el no va más de los colapsos
        Aquello era indescriptible como tal
        Aquello no era aquello que pensábamos que era, sino la propia era en sí.
        ¡Fatal!
        ¡¡Apocalíptico!!
        ¡¡¡Endemoniado!!!

 
        Grosella...
        ¡Ah!..., Grosella...           
        Estaba criando malvas en su pulcro apartamento
     cuando recibió la llamada.
        El sonido de la campanilla de la puerta
     la sobresaltó de tal manera
     que hasta las propias malvas se encogieron y murieron
     presas de un pánico feroz,
     furibundas y exultantes de pasión.
         

          -MALVAS_ ¡Te amamos, oh, Grosella!
          -GROSELLA_¡Venga ya! Dejaros de chorradas...
          -MALVAS_ Es cierto, Grosella. Te amamos.
          -GROSELLA_ A ver si me voy a cabrear, ¡eh!.
          -MALVAS_ Pero, ¡Grosella...!

   Entretiempo Siberiado estaba siendo sometido a duras pruebas,
y era (la susodicha era), la responsable de la tal acometida de facciones de distinto sexo.
   El pasado de la comPUTAdora, siempre presente,
deslizó varios desenlaces diferentes entre el resto de los datos programados aquella mañana.
   Confusión...Confusión...
   Kruddo se lanzó como una sola persona sobre su cabeza pero,
olvidando que la alarma había sido ya comunicada,
comenzó a rebotar sin control entre los diversos mamparos del observador.
-La cabeza del puente de estribor sufrió un retraso de unos pocos segundos.
   Inmediatamente después, las luces de babor de toda la seccion de estribor,
comenzaron a parpadear sin ton ni son en tal portento de colores,
que se hizo innecesario el continuar la búsqueda.
        ¡Estabamos atrapados en un agujero sin color!.
        No éramos absorbidos.
        No éramos repelidos.
        Pero éramos... ¡observados con inquietante exactitud!.
   
            Sección Morena, hace 900 UÑAS, firmado y deletreado:

                                           La Ausencia Vorágine

*algun otro ojo perdió la vida intentando averiguar si fue Abín
  quien mató a Caél o, por el contrario, Caél, quien acabó con Abín

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